Un estudio, que publica la revista Science, concluye que el método se basa en un delicado equilibrio entre dos fuerzas opuestas, la gravedad y la inercia. La punta de la lengua del gato se curva ligeramente hasta rozar la superficie del líquido y es entonces cuando se pliega a toda velocidad arrastrando una buena cantidad de líquido hacia arriba.
Los ingenieros, que se hicieron con una especie de robot para simular el movimiento de la lengua de gato y la columna de agua que levanta, han comprobado que los lametones se producen cuatro veces por segundo (demasiado rápido, dicen en TNYT, para que el ojo humano distinga nada) y a una velocidad de 1 metros por segundo.
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