Serpientes, sustos sorspresas en la oscuridad o hasta un hombre amenazándola con un cuhillo, nada de esto le da miedo a la paciente conocida con el nombre de SM. Esta mujer tiene un raro trastorno genético llamado la enfermedad de Urbach-Wiethe; al final de su niñez esta enfermedad destruyó ambos lados de su amígdala (compuesta de dos estructuras del tamaño de una almendra de cada lado del cerebro).
Experimentos habían relacionado a la amígdala con el procesamiento del miedo, pero estos estudios habían sólo sido realizado en animales, por lo cual había un factor de duda en el sentido de que no se sabe si los animales pueden sentir de manera consciente el miedo.
Un equipo liderado por Justin Feinstein de al Universidad de Iowa analizaron el caso de SM, quien sostiene que no ha sentido miedo ni siquiera cuando se le amenazó con un cuchillo o con una pistola. Los investigadores llevaron un diario electrónico de SM por tres meses, registrando sus estados emocionales: el miedo nunca apareció. SM dijo que no tenía miedo a hablar en público, a ser aceptada socialmente o hasta a morir.
Los investigadores luego hiceron su mejor esfuerza para asustarla, mostrándole películas de terror. SM mostró interés por estas películas pero no temor.  La llevaron a la Waverly Hills Sanatorium Haunted House, pero esto no la inmutó. Se reía picando la cabeza de los monstruos. La llevaron a una tienda de mascotas exóticas, SM, jugó con las serpientes venenosas y con las arañas.
“Lo que esto sugiere es que tal vez la amídgala actúa a un nivel muy instintivo, inconsciente”, dijo Feinstein. “Sin esta área, en vez de perder el interés en las cosas, ocurre justo lo opuesto. Ella tiende a acercarse a aquellas cosas de las que debería de alejarse”.
Otros científicos, aunque notan que es significativa la relación entre la amígdala y el miedo, advierten que el caso de SM podía no ser conclusivo ya que en otras personas existen diversos factores cerebrales que pueden tener que ver con el procesamiento del miedo.
Recordamos al futbolista mexicano egomaniaco, Hugo Sánchez, quien embravecido llamaba a tener “amígdalas” para enfrentar los partidos y, sin embargo, al parecer el llamado más bien sería a no tener amígdala si lo que se quiere es enfrentar impertérritamente algún encuentro.
También algo interesante a notar es como el miedo es parte del cerebro prmitivo y por otra parte su ausencia genera una enorme curiosidad por las cosas ¿hasta que punto la evolución del ser humano hacia el futuro necesitará del miedo? ¿Acaso la curiosidad cósmica de descubrir la otredad pueda suplantar este instinto? Como escribiera Terence Mckenna: “Así es como se hace la magia: lanzándote a un abismo y descubriendo que es una cama de plumas”.