viernes, 27 de mayo de 2011

El País de las Últimas Cosas

Recién terminé de leer El País de las Últimas Cosas, en el cual narra la vida de Anna Blume cuando trata de buscar a su hermano William. Todo esto transcurre en un país donde todo es miseria y debe luchar por sobrevivir. Es una novela entretenida y tiene diferencias con los otros libros que ha leido de Auster.
Me gusta la forma en que Auster describe las situaciones en las que se encuentra la protagonista y su constante lucha por sobrevivir y buscar una vida normal en medio del caos existente.

sábado, 21 de mayo de 2011

Leviatan de Paul Auster

Hay varas novelas que comienzan por el final, o sea cuando el protagonista muere, por ejemplo Crónica de una Muerte Anunciada de Javier García Marquez.
Leviatan de Paul Auster comienza de esta manera, con la muerte de Benjamin Sachs por la explosión de una bomba. Desde ese punto de partida el narrador, que a todas luces es el mismo Auster, comienza a desenrollar una madeja donde surgen vivencias, amistades y desengaños que al final explican por qué sucedieron los hechos.
Me gustó, es dinámico, me entretuvo desde el principio hasta el final. El Autor habla de la importancia que tiene la amistad en nuestras vidas y de que manera valoramos a un buen amigo. Por otro lado nos muestra que todas las cosas que te ocurren en la vida, por pequeñas que sean, repercuten en grandes cambios finales.
Lo leí en el metro, entre medio de la gente que llenaba los carros en las horas de mayor tráfico. Se me hizo más corto y llevadero el trayecto del trabajo a la casa.

lunes, 16 de mayo de 2011

Osama bin Laden homeopáticamente hablando


Revisando los blog que leo habitualmente me he encontrado con este entretenido artículo de Osama bin Laden en dilución homeopática y si sirve esto para algo

Era inevitable que, entre los muchos chistes que circulan sobre la muerte de Osama bin Laden, surgiera alguno relacionando su "entierro" en el mar con la homeopatía. Esta es la última versión que he leído:


Tiene su lógica. Si, supuestamente, la homeopatía cura lo similar disolviendo lo similar hasta extremos inverosímiles, la disolución del cadáver de bin Laden en el agua del océano deberá convertirla en un poderoso remedio contra el terrorismo y la intolerancia religiosa, ¿no?

Pues quizá no. Vamos a hacer unos cuantos números (facilitos, no se asusten).

Según EE.UU., el cadáver fue arrojado al Océano Índico. Océano que, según Wikipedia, contiene nada menos que 292.131.000 Km3 de agua. Como en la homeopatía, a pesar de todo ese rollo que cuentan a veces sobre estructuras nanomoleculares o efectos cuánticos, lo de la precisión es opcional, podemos redondearlo a 300.000.000 Km3, que son algo así como 300.000.000.000.000.000.000 (o 300x1018) litros. Que pesan otros tantos kilos.

No sé cuánto pesaba bin Laden, pero teniendo en cuenta que era bajito y escuchimizado, parece razonable pensar que no llegaría a los 65 kilos. De modo que, si hacemos la correspondiente división, tenemos que un bin Laden disuelto en el Océano Índico daría una "potencia" (en el sentido homeopático del término) de poco más de 18D o 9CH, como prefieran.

¿Sería suficiente? Probablemente no. Citando de aquí,

como regla general, las enfermedades crónicas (es decir, aquellas que hemos tenido durante mucho tiempo) deben ser tratados con un elevado número, es decir 30C – 200C y las agudas (es decir, aquellas que son relativamente nuevas), con números bajos, es decir, 6C.

De modo que el bin Laden 9CH serviría como mucho para, ejem, "curar" a los terroristas ocasionales, pero no a los crónicos. Para estos hace falta mucha más potencia.

Claro que el Océano Índico no está aislado del resto de los mares del mundo, y las corrientes oceánicas se encargarían de repartir la mezcla por todo el planeta, ¿verdad? Vamos a ver a dónde nos llevaría eso.

También según la Wikipedia, el volumen total de las aguas oceánicas de la Tierra asciende a 1.300.000.000 Km3, es decir, 1.300.000.000.000.000.000.000 (o 130x1019) litros. Así que como mucho pasaríamos de 18 a 19D, una dilución a todas luces insuficiente.

Así que, poniéndonos serios, ¿qué necesitaríamos para conseguir una dilución de bin Laden a la "potencia" de 30C o más?

Según algunas estimaciones, la masa total del Universo ronda los 3,14x1054 Kg. De modo que para tener una dilución de bin Laden realmente eficaz contra el terrorismo (eficaz desde el punto de vista homeopático, ya me entienden) no tendríamos más que agarrar algo más de la mitad del Universo, transformar toda su masa en agua, y disolver en ella el cadáver. Unas cuantas sucusiones y asunto arreglado.

Así que ya ven: desde un punto de vista racional es bastante discutible que la muerte de bin Laden vaya a solucionar el problema del terrorismo islámico. Pero desde el punto de vista homeopático, nada de nada. Mala suerte.


P.S.: He corregido los datos numéricos de la entrada gracias al aviso de @Telonnius. El resultado final no varía, pero lo correcto es lo correcto ;-)

sábado, 14 de mayo de 2011

Tributo a Stanley Kubrick Odyssey

Este es un video algo largo (12 minutos) pero que tiene muy buena música y extractos de películas de Stanley Kubrick.
Se puede ver que existen puntos comunes en las películas de este gran director.
Vale la pena darse el tiempo de verlo.







viernes, 13 de mayo de 2011

El cura Lucho


Tuve la ocasión de conocer al Padre Luis Eugenio Silva. Fue mi profesor de filosofía en el Colegio San Marcos. Tengo buenos recuerdos de él, era bastante severo, pero lleno de anécdotas y un hombre de vasta cultura.
En la clase nos exigía silencio absoluto "quiero oír volar una mosca" decía.
Me acuerdo de un retiro en Punta de Tralca en el cual acompañé a unos compañeros a tomar pisco en el Quisco (me salió verso). Ellos conscientes de que yo tenía fama de ser tranquilo, a la primera oportunidad le expusieron al cura Lucho el ilícito  etílico en el cual incurrí (estaba estrictamente prohibido tomar alcohol). El cura creyó que era una broma y me agarró pal tandeo un buen rato.
En otra oportunidad  nos dijo que prefería mil veces hacerle clases a una tribu de negros africanos que a un curso de mujeres.
Es un cura fino, de elite.
Él me confirmó en la fe católica que tan poco practico.
Ahora es el centro de la noticia por su intento de suicidio y su enfermedad.
Yo no pongo las manos al fuego por nadie, pero me resulta muy difícil creer que haya cometido actos de abuso con cualquier persona.
Sinceramente deseo que se recupere pronto.

Esculturas con Plátanos

No se de adonde es el autor de estas obras con plátanos. Me parece que es chino pero tiene una habilidad envidiable.

sábado, 7 de mayo de 2011

Eminem - Love The Way You Lie ft. Rihanna

María Elena Walsh - Canción del Pescador

Recuerdo esta canción del pescador, otro recuerdo de infancia.

Patafil y Filopat


Se me vino a la memoria estos monitos.
Monitos de mi infancia.




El Guardián entre el Centeno

El Guardian entre el centeno (The Catcher in the Rye) de J.D. Salinger es una novela que en realidad debería haber leido en el colegio, pero en ese tiempo no estaba considerada dentro de las lecturas obligatorias. Tal vez sea por el hecho de que el protagonista, un joven rebelde, pesimista e inconformista no sea un buen ejemplo para la juventud.
Me gustó ya que me agarró desde el principio y la verdad es que esto no ocurre con todos los libros que leo.
De repente me sentía como Holden Caukfield y creo que a pesar de todo el personaje atrae. Es una especie de Don Quijote juvenil, alguien que no quiere aceptar su realidad y mucho menos dársela a conoce a sus padres.
Descargar: aquí

jueves, 5 de mayo de 2011

¿Haces lo que te gusta?


Interesante artículo sacado de e-ciencia que quiero compartir:

¿Haces lo que te gusta?


Con esta pregunta invito a la reflexión a cualquiera que se la plantee, o se la haya planteado alguna vez en su vida. ¿Haces lo que te gusta?. Puede parecer algo simple y fácil de saber, pero realmente si se ponen a pensar, la gran mayoría de personas, no hacen lo que realmente les gusta, este es el principal motivo de la infelicidad.
Es más complejo y profundo de lo que se imaginan. Pensemos en una situación que suponemos nos va a dar la felicidad, ya que vamos a tener todo lo que queramos, todo en cuanto hemos soñado. Nos toca de repente la lotería, ¿Qué es es lo que harian? La gran mayoría contestaría a esta pregunta diciendo: Pues comprando todo lo material con lo que siempre he soñado, viajando, satisfaciendo mis caprichos, ayudar a mis familiares y personas cercanas, ir de compras, grandes comilonas, y un largo etc… ¿Se mantendría nuestra felicidad así por mucho tiempo? no se engañen… esto no aseguraría nuestra felicidad, probablemente nada la asegure, pero esto desde luego que acabaría resultando un vacio existencial en nuestras vidas, seguramente siendo unos infelices, sin motivaciones, insatisfechos, con graves problemas,sin poder identificar a las personas que se acercan por interés.
En definitiva, comprenderíamos como el dinero realmente no da la felicidad. Es posible que nos permita experimentar la aparente felicidad, pero eso es un lapsus que se esfuma en una cortina de humo. Faltaría algo, que no podemos comprar, y que nos impide ser felices pese a “tenerlo todo”  Ese algo es hacer lo que te gusta, dedicando tu vida a ello, esforzándote y superandote día tras día, ejerciendo y desarrollando las habilidades que posees, pero claro está, esto no es tan sencillo de conseguir, los hechos hablan por si solos.
La gran mayoría se dedica a algo que no le gusta, y pasa la mayor parte del tiempo de su vida realizándolo. ¿Y esto por qué? Por la estabilidad, la seguridad de tener un empleo estable, tranquilidad económica, y con ello el hecho de poder mantener a la familia. Estas personas, pese a tener todo eso, que son grandes metas en la vida, seguramente también noten que les falta algo… con ese algo ya saben a lo que me refiero.
Piensen en los que dedican su vida al laborioso empeño de ejercitar lo que les gusta, un instrumento, un deporte, etc.. algo de lo que requiere una constancia, concentración y es posible que absoluta pasión. ¿Piensan que podrían llegar a algo si no les gustara aquello que hacen?
En primer lugar, esa constancia acabaría por marchitarse, los resultados no serían los esperados, la ausencia de ganas y motivación no les dejaría desarrollar por completo los requisitos mínimos para ser un buen profesional, o más importante aún ¿acabarían siendo personas felices y satisfechas con lo que hacen?
Reflexionen sobre la relación, lo más sencillo para un profesional de élite que dedica su vida a la plena ejercitación de sus habilidades. Por más esfuerzo que le suponga, ¿no le resultaría más fácil emplear ese tiempo en estudiar una carrera que tuviera mucha demanda?
O ser un empresario de éxito, pues bien la respuesta está, en que hace aquello que le gusta, porque es lo que le da la máxima satisfacción, no importa el esfuerzo a realizar ni lo complicado que sea, ni los años que le lleve, importa que mientras lo hace, mientras lo desarrolla y lo ejercita, está siendo feliz, disfruta con ello, y siente en su vida aquello que les falta a la inmensa mayoría, aflorar la felicidad que uno lleva dentro haciendo lo que realmente le gusta hacer, dándole sentido a su vida. De esa manera podrían nacer los genios, los profesionales con vocación, en definitiva las personas felices. Aunque está claro que influyen muchos más factores en la felicidad, éste es primordial, ya que sabemos que es algo por lo que vamos a pasar el resto de nuestras vidas, es a lo que más tiempo le vamos a dedicar, es con lo que vamos a disfrutar, y lo que nos va a llevar a vivir una vida plena, siempre interactuando con otros factores.
Si sabemos que esto es realmente así, ¿por qué no es lo que hacemos, o que pretendemos y en lo que invertimos nuestro tiempo? Pues bien, sabrán que esto no es tan simple de conseguir, ya que las circunstancias de la vida nos someten desde la educación temprana a que hay que hacer lo que no nos gusta, y esto será recompensado, por lo que seguiremos haciendo lo que no nos gusta, para seguir con esa compensación, por lo que nos están reforzando el hecho de que se debe de hacer lo que no nos gusta. De esta manera llegamos a reprimir lo que nos gusta, lo escondemos, y nos llegamos a olvidar.
¿Por qué creen que a muchos nos cuesta luego en la edad adulta encontrar lo que nos gusta? En la juventud pensamos a qué dedicarnos, probar diferentes sectores, estudiar lo que nos han dicho que tiene más salidas laborales, para al final acabar trabajando en algo que nos pueda dar sustento, en un primer momento para cubrir nuestros gastos e ir adquiriendo una independencia económica. Una vez metidos de lleno en el círculo, nos acomodamos y acabamos por trasladarlo a nuestras vidas adultas, en las que buscamos una estabilidad, la seguridad de un buen empleo, el beneficio económico para poder salir adelante en el día a día, sin pensar si nos gusta o no lo que hacemos.
¿Qué importa? Tengo que mantener a mi familia y hay que salir adelante como sea. Pues bien, ahí radica el hecho de lo que falta en nuestras vidas, la sensación de infelicidad, lo que nos hace estar de mal humor con lo que hacemos, lo que no nos satisface y pagamos con los que están a nuestro alrededor mediante broncas y discusiones que sólo nos llevan a sentirnos peor con nosotros mismos. Así nace la falta de motivación intrínseca, desgana por lo que se hace, tirar hacia delante sin sentido, sin gozo y a seguir con lo que me permite vivir de una forma más segura. Esta es la manera en la que estamos educados para afrontar la vida.